El espiritismo se identifica con doctrinas religiosas y paganas que creen en la supervivencia del espíritu después de la muerte del cuerpo físico. Podría decirse que es algo así como la religión de lo paranormal. 

En este punto, la comunicación juega un papel clave, pues las sesiones de espiritismo tienen como objetivo el entablar una conexión deliberada (es decir, invocando) con el alma perteneciente a ese cuerpo que ya no vive en el mundo terrenal.

En consecuencia, ¿qué es el espiritismo y para qué sirve?

 

Sesiones de espiritismo

Como hemos avanzado, las sesiones de espiritismo son prácticas destinadas a entablar una comunicación con el espíritu a través de un médium generalmente. 

En estos encuentros, los espiritistas, que son personas “sensibles” que ejercen de mediadores entre el mundo espiritual y terrenal, dirigen la reunión, que suele celebrarse por un pequeño grupo de personas sentadas alrededor de una mesa y en la oscuridad. 

No obstante, este método, en un escenario tradicional, evita que los participantes se den cuenta de lo que está sucediendo exactamente y ha dado lugar a fraudes y engaños. 

 

Espiritismo: un poco de historia

Si bien es cierto que hoy en día se siguen practicando este tipo de rituales de comunicación con el más allá, las sesiones de espiritismo alcanzaron el auge de su popularidad entre finales del siglo XIX y principios del XX en Francia, cuyo máximo exponente ha sido Allan Kardec (1804-1869). 

Este traductor, profesor, filósofo y escritor francés desarrolló la teoría de que el espiritismo es a la vez una ciencia de observación y una doctrina filosófica al mismo tiempo. 

En palabras del propio Allan Kardec, “como ciencia práctica, el espiritismo se basa en la comunicación que pueden establecerse con los espíritus; como doctrina filosófica, comprende todas las consecuencias morales que se desprenden de dichas relaciones”. 

Las primeras sesiones de espiritismo

El término espiritismo fue acuñado por Allan Kardec, pero fueron las hermanas Kate y Margaret Fox de Hydesville, en Nueva York, quienes marcaron el comienzo de la era de la sesión espiritista. Acabaron convirtiéndose en médiums muy populares e inspiraron a innumerables imitadores, afirmaban poder comunicarse con los espíritus mediante un sistema de grifos. Haciendo preguntas de sí o no, los espíritus responderían generando un golpe para las respuestas afirmativas y dos veces para las negativas.

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