- Escrito por Gemis Fanelli
Desde siempre se ha utilizado,un arte casi milenaria llena de poder y magia. El adivinador enciende el tabaco y espera a que se queme un poco. Para hacer la lectura hay varias opciones. La persona que pregunta puede fumarlo o se lo puede fumar el consultante. A medida que se fuma el puro, la cerilla toma una forma y color determinado que puede ser blanco o negro. El humo también produce tonalidades distintas y así, según los más crédulos, la intérprete puede determinar si es de buenas o de malas en el amor, así como en otros aspectos de la persona que consulta.